VERANO Y CONDUCTA ALIMENTARIA

Un año más vuelve el verano, con el el calor y el destape del cuerpo siendo un estimulo directo para aquellas personas que sienten un complejo ante su cuerpo y que puede ser por lo tanto, un disparador para fomentar conductas alimentarias que puedan perjudicar la salud tanto física como mental de estas personas.


En estas situaciones se puede tender a querer llevar ropa de verano que camufle aunque eso suponga tener más calor, no querer bañarse en la piscina o en la playa, evitar las quedadas veraniegas etc. Es decir, estas situaciones puede llevar a la personas a limitarse y cohibirse a la hora de disfrutar del verano.

Por lo tanto, esta etapa puede vivirse desde una ansiedad debido a esa exposición del cuerpo, los excesos alimenticios, la comparación con otros cuerpos etc. No podemos olvidar la típica frase de “operación bikini” que no deja de ser también un factor disparador que puede llevar a la obsesión de las personas. Esta frase la escuchamos constantemente en muchos sitios, sobre todo en los gimnasios.

El verano es una época en la que se tiene que seguir trabajando a nivel terapéutico con los pacientes diagnosticados porque va a ser una oportunidad de exposición gestionada con el terapeuta. Sin embargo, existen muchas personas que no llegan a cumplir todos los criterios relacionados con el DSM-V para realizar dicho diagnóstico o no acuden directamente a consulta para poder gestionar los rasgos alimenticios que tengan. Por ello, quiero animar a que si tu vida va en función de aquello que comes o dejas de comer, el deporte o las comparaciones físicas de manera constante, es necesario que acudas a un profesional.

¿Cómo se puede intervenir en verano?

Además de como recalco, mantener las sesiones de terapia, existen varias pautas a tener en cuenta:

  • Mantener en la medida de lo posible rutinas, es verdad que el verano es un momento de mayor desorganización y alteración de las rutinas por los viajes etc. pero seria importante poder asignar horas de comidas, de esta manera también podemos seguir haciendo caso a las necesidades fisiológicas y no saltar comidas que nos provoquen mayor ansiedad y acaben en atracones.
  • Cuidar el descanso, las vacaciones también suelen ser un periodo de viajes y movimiento, eso esta genial pero hasta cierto punto, ya que, en ocasiones necesitamos vacaciones de las vacaciones y eso se debe a la sobreestimulación que vivimos en verano queriendo llegar a todos los planes posibles, por ello, es importante dejar un espacio al descanso real, a dar un respiro y cuidar el sueño.
  • Hacer actividades placenteras que sean también modo de regulación emocional, más que nunca tener un autocuidado y poder realizar actividades creativas o placenteras que nos permitan bloquear un poquito los pensamientos que en ocasiones nos invaden la cabeza.
  • Filtrar el contenido de las redes sociales, observa que contenido ves y como te provoca pensamientos obsesivos y críticas hacia tu cuerpo.
  • Vigila tu discurso interno, ¿Qué te estas diciendo y como te lo estas diciendo? ¿Se lo dirías a una amiga?
  • Importantísimo apoyarse en personas de referencia con las que tengas construido un vinculo estrecho y de confianza en las que puedas manifestar tu miedo si lo necesitas y permitirte mostrar tus emociones.


Recuerda, que si observas que tus conductas condicionan tu vida, pide ayuda a un profesional de la salud mental porque no tienes que vivir esto sola/o.

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