Navidad,

dulce navidad (sin) familia.

Este año, es una año diferente por las circunstancias que recientemente hemos vivido en España (debido a la catástrofe natural de la dana) , por ello, estás fechas más que nunca para muchas familiar va a ser insoportable.


Se acercan fechas señaladas por la navidad, una época del año donde muestra la felicidad en familia y donde las redes sociales, una vez más muestran imágenes que en ocasiones se alejan a las realidades y que provocan esa comparación fomentando la soledad de las personas que por cualquier motivo ya sea, externo o propio, no pasan las navidades en familia.

En terapia he podido observar diferentes casos así, en las que hay personas que se ven obligadas a tener que mantener la “compostura” o la relación con familiares en las reuniones navideñas, que de base no tienen relación o que nunca la tendrían si no fueran familiares. Además de mostrar conflictos familiares que provocan un alteración en nuestro sistema nervioso porque tal vez, sentarnos con el tío o la tía que tienen valores totalmente diferentes a nosotros nos provoca angustia o ansiedad.

Por ello, la navidad se puede convertir en una pesadilla para muchas personas, teniendo en cuenta, el duelo por aquellas personas que ya no nos acompañan.

También podemos llegar a sentir culpa en caso de no “disfrutar” o no tener las misma condiciones que otras personas.

Tomar conciencia de nuestras necesidades y poder escoger con quién estar, así como tener la posibilidad de encontrar otros espacios fuera del seno que nos está provocando angustia como la comida navideña, nos ayuda a adquirir recursos para manejarnos en situaciones incómodas que pueden aparecer en la convivencia esos días, como poner distancia cuando algo nos hace daño o aprender a establecer límites.


La Navidad también puede provocar un malestar psicológico:

Según datos de un reciente estudio de la Asociación de Psicología Americana, casi nueve de cada diez adultos sienten preocupación y estrés en esta época del año por no tener suficiente dinero, extrañar a sus seres queridos y anticipar conflictos familiares. Según estos datos, podemos concluir que el estrés es un mal común en esta época del año. De la muestra de este estudio, un 43% dijo que el estrés interfiere en su capacidad de disfrutar las fechas. No solo eso, sino que un 36% siente las vacaciones como una competencia, donde las expectativas sobre lo que se espera de nuestro bolsillo y lo que realmente podemos abarcar también son fuente de malestar.

La Navidad es una época plagada de miedos. La tristeza ante la ausencia, las expectativas o la incertidumbre con respecto al futuro y la soledad también son protagonistas en estas fechas.

Es por ello, que independientemente del tabú y las exigencias que se marcan en esta época, más que nunca tenemos que abogar por nuestro propio autocuidado. En caso de que en ocasiones no podamos “escapar” de determinadas responsabilidades es muy importante permitirnos tiempo con nosotros mismos y respetar nuestras emociones. Por último quiero recordar, que TIENES DERECHO A NO QUERER CELEBRARLO CON FAMILIA.



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