ME QUIERO DIVORCIAR


Me quiero divorciar, pero… ¿Qué va a ser de mi familia si lo hacemos? ¿Cómo se sentirán mis hijos ante este nuevo escenario? ¿Qué pensará nuestras familias? ¿Seguro que no lo he intentado lo suficiente? ¿Y si lo intento un poco más? ¿Pero, encontraré a otra persona?


Esta son algunas de las cuestiones que pueden aparecer y que he observado mucho en terapia, que le ocurre a las personas que quieren dar el paso de divorciarse pero el miedo y la incertidumbre de dicho cambio, asi como la modificación del sistema familiar conocido hasta ese momento, se convierten en emociones insoportables que provocan mantener el matrimonio y las dinámicas. Divorciarse, creo que es una de las decisiones más difíciles que puede tomar una persona, dado que es disolver el matrimonio en el que se depositaron muchas ilusiones y creencias sentimentales que de repente se ven deconstruidas y que necesitan reestructurarse.

Además, si existen hijos del matrimonio conlleva dudas y pensar de una manera mucho más intensa si dar el paso o no. Pero los hijos no pueden ser el único vinculo de unión de una pareja y en ocasiones, podemos creer que es mucho peor divorciarse, pero desde la psicología cada vez valoramos más que el peor mensaje que se le puede mandar a un hijo es creer que el amor significa aguantar y sufrir en un sitio donde no quieres estar. Los hijos necesitan que sus padres estén bien y eso en ocasiones, pasa por el divorcio.

El divorcio implica un proceso de duelo complejo en el que se pierde no solo a la persona de la que uno se separa, sino también todas las fantasías internas sobre el futuro y lo que se esperaba de la relación. Todo lo que hasta el momento se había construido con esa persona y con lo que se soñaba con seguir construyendo se acaba, por lo tanto, el duelo no solo es lo que se ha vivido, sino también con lo que ya no se va a poder vivir.

Por todo esto, tomar la decisión de divorciarse en ocasiones, puede ser, terriblemente complicado, sobre todo si estamos hablando de circunstancias de perdida de confianza, ilusiones rotas, camino que se separan.

Para tomar estas decisiones tan importantes, necesitan tiempo.

  1. Primero de todo, validar que no es nada fácil tomar este camino y por lo tanto, no nos podemos exigir un tiempo determinado para dar el paso.
  2. Es natural tener muchas dudas. Existen algunos ejercicios de introspección para poder analizar como te ves en diferentes escenarios. Por ejemplo, cierra los ojos y piensa como te sentirías dando el paso de divorciarte a los 10 minutos de tomar la decisión, a los 10 meses y a los 10 años. De esta manera, permite darnos cuenta de como serían las consecuencias a corto, medio y largo plazo.
  3. Habla con alguien de confianza, poder transmitir que te ocurre a otras personas es poder hacer más real la situación que estás atravesando.

Y recuerda, no dudes en pedir ayuda de un profesional de la psicología si lo necesitas.

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