El 25 de noviembre es el día de la lucha contra la violencia machista. Lamentablemente nos encontramos aún en la situación de tener que reivindicar la necesidad de igualdad y de eliminar por completo la violencia por el único hecho de ser mujer. En este post me gustaría destacar la consecuencias psicológicas que tiene la violencia de género sin necesidad de llegar a la violencia física.
La violencia machista está estrechamente ligada con un declive en el estado de la salud mental de las personas. Incluso se podría mencionar que no solo en las mujeres, sino también en los hombres que siguen teniendo exigencias con respecto a su rol de género que les impide exteriorizar las emociones y gestionarlas, teniendo obligaciones y responsabilidades de mantener una imagen de persona "fuerte". En este caso vamos a hablar más sobre la psique de la mujer.
La definición del machismo tiene relación con la inferioridad del género femenino ante el género masculino. Basándonos ya en esto, es lógico y natural tener consecuencias psicológicas a largo plazo si han sido personas sometidas bajo esa dinámica durante mucho tiempo.
Cuando existe un sometimiento a una violencia o una relación de desequilibrio, desigualdad y de abuso de poder, conlleva una serie de prejuicios en nuestra persona.
Cuando en ocasiones se ha intentado gestionar la situación sin éxito se puede llegar al estado de una indefensión aprendida en la que se considera que la persona ya no puede hacer nada más para cambiar su situación, lo cual tiene mucha relación también con el apoyo social. Si la mujer menciona sus problemas con diversas situaciones como pueden ser, por ejemplo, el acoso por parte de su jefe, los problemas laborales por haberse quedado embarazada, la infravaloración constante por parte de su pareja o el paternalismo que ejercen otros hombres sobre ella, y estos abusos no se toman en serio, esta persona se sentirá mucho más aislada y, por lo tanto, tiene más probabilidades de caer en esa indefensión aprendida.
La violencia machista perjudica gravemente a diferentes ámbitos, pudiendo provocar entre otras cosas:
Las secuelas en la salud persisten incluso mucho después de que la relación de maltrato haya terminado.
Las mujeres que viven este tipo de violencia tienen una mayor probabilidad de tener ansiedad o sufrir una depresión, de ahí que sea fundamental la detección precoz.
La violencia machista se muestra sobre todo de manera psicológica, aunque en ocasiones dentro de la relación de pareja o ex pareja puedan existir también agresiones físicas.
La OMS considera que el 25% de los suicidios en mujeres están relacionados con factores de violencia machista.
Por último, me gustaría recalcar que la violencia machista mata, en todos los sentidos de la palabra.
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