Hace poco que me he casado. Esa experiencia, me ha hecho reflexionar sobre las expectativas y las exigencias que, sobre todo, a las mujeres, nos marcamos o mejor dicho NOS HAN MARCADO a nivel cultural y social, con todo lo relacionado a la organización de una boda. Lo primero que hay que entender, es que, dependiendo de la persona, se vive desde un nivel de importancia o de otra. La relevancia que se le dé al evento va a ser primordial, conllevando una serie de emociones.
La ilusión, la euforia, la incertidumbre y el agobio son los sentimientos principales que puede tener una novia a la hora de dar un paso tan importante. En relación a esto, lo primero que me puedo encontrar es la invalidación emocional por parte de otras personas, que a pesar de que, intentan con buena intenciones, tranquilizar a la persona para que no se estrese más, tiene un efecto totalmente contrario si acaban haciendo comentarios tales como “lo que tenga que ser será” “no te agobies” “tú tranquila” “intenta disfrutar”. Es importante entender que NO es incompatible estar ilusionada a la par que puedes sentir agobio e incluso decepción.
La decepción y el disgusto son emociones muy ligadas al proceso de la organización de una boda. Ya que, puedes encontrarte como algunos amigos que considerabas importantes, sientes que te “fallan”, que no reaccionan como necesitarías y que además no te sientes entendida o valorada,. Aunque es respetable que cada uno vea el acontecimiento de una boda como quiera, también es respetable que sea un momento muy bonito para aquel que se casa y querer compartirlo con aquellos que consideraba importantes se produzca un duelo si no es así y tienes derecho a pedirlo.
Como podemos observar, las bodas en general son un “pupurri” emocional a todos los niveles, la ilusión del día y de dar el paso con quien decides que sea tu compañero/a definitivo/a de viaje en esta vida. Así como incluso puede aparecer el sufrimiento ante la ruptura de algunos vínculos emocionales que podías tener con determinadas amistades e incluso conflictos familiares no resueltos que se acentúan más esa presencia cuando se acerca el momento de la boda.
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y sobre todo, disfruta cada segundo del día de la boda y confía en los profesionales que te acompañan.
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